17 mar 2011

¿Soy de izquierdas o de derechas?

Se van acercando las elecciones y, para variar, no sé a quién votaré. Algunas veces, pienso que hay demasiados partidos políticos. Otras, siento que ninguno de ellos tiene los mismos principios que yo. Sin duda, creo que hay que cambiar el sistema de raíz y eliminar la partitocracia. En cualquier caso, mientras no llegue ese momento, habrá que encontrar una forma de identificarse con un partido u otro. Entonces, ¿cómo puedo saber si soy de derechas o de izquierdas?

Los términos "derecha" e "izquierda" se crearon durante la revolución francesa. Lo único que importaba era la forma de afrontar la economía y, a grandes rasgos, había dos formas de hacerlo: la izquierda, que defendía el intervencionismo y la derecha, partidaria del mercado libre. Es decir, "izquierda" y "derecha" son simples etiquetas para políticas económicas.

Limitándonos a esa única dimensión de la política, podríamos pensar que Stalin y Gandhi compartían ideología, puesto que los dos eran de izquierdas. La diferencia está en la política social, donde los dos extremos son el autoritarismo (el Estado por encima del individuo, los derechos colectivos por encima de los derechos de las personas) y el libertarismo (donde el individuo y su libertad son los valores supremos).

Combinando las dos dimensiones en nuestro 2 x 2 habitual, obtendríamos los cuatro posicionamientos posibles de la política actual:
  1. Comunistas: Izquierda económica y autoritarismo social. Los ecologistas también caen aquí.
  2. Socialdemócratas: Intervención económica, pero más libertad para los individuos.
  3. Neoliberales: Partidarios de la libertad, tanto en lo mercantil como en lo social.
  4. Conservadores: Autoritarios en lo social y de derechas en lo económico. Los democratacristianos también están aquí.

Bla, bla, bla... Muy bonito. ¿Pero cómo saber a quién tengo que votar? La parte sencilla es ubicar a los partidos candidatos en el cuadrante. Por ejemplo, el PSOE solía defender la socialdemocracia, hasta que ha renunciado a sus ideas desviándose a la derecha. Mientras, el PP abarca corrientes neoliberales y conservadoras, sin alejarse de la economía de derechas. Una vez situados los partidos, tenéis que hacer este test. Esta "brújula política" os orientará. Los resultados os colocarán lo más cerca posible de la opción coherente con vuestras ideas.

En Cataluña, las cosas son un poco más complejas, porque tenemos una tercera dimensión: el modelo de Estado. Por un lado, tenemos a los que quieren cambiarlo (de federalistas a separatistas) y, por otro lado, los que quieren mantener la autonomía actual. Así, acabamos teniendo un 2 x 2 x 2 = 8 posicionamientos políticos, no todos cubiertos, por desgracia.

Otro matiz es que, en las elecciones municipales, a diferencia de las autonómicas y de las estatales, la ideología de los partidos pesa menos que el conocimiento de la ciudad por parte del candidato.

En fin, sigo sin tener claro a quién votaré; pero, por lo menos, ya tengo más criterio para decidir.

12 mar 2011

Tengo que despedir a dos...

Hace unos años, en los inicios de la maldita crisis, un compañero me pidió consejo sobre un asunto delicado. La conversación fue algo así:
- Tengo que despedir a dos personas de mi departamento pero me cuesta no tomar la decisión por motivos personales. ¿Tú qué harías en mi situación?
- ¿Cuánto tiempo vas a quedarte en esa empresa?
- No tengo pensado irme.
- Entonces, tienes que quedarte con los mejores. ¿Tienes alguna manzana podrida? Quítatela de encima.
- Ése es el problema. Todos son más o menos igual de buenos. No hay ninguno que sea especialmente vago, cascarrabias o que distorsione la armonía del grupo. Tendré que defender cualquier decisión que tome y no sé si encontraré argumentos suficientes.
- ¿Cuántos son?
- Diez en total.
- Pues vamos a hacer un cuadrante de actitud y aptitud.
- ¿Mande?
- Prepara diez papelitos con los nombres de los diez miembros de tu equipo.
Tengo varios defectos, pero quizás uno de los más visibles es mi obsesión por intentar simplificar la realidad con modelos abstractos. En este caso, mi amigo se dejó llevar y estuvimos un rato jugando con los papelitos.

Primero, hicimos un ranking de actitud. Listamos una serie de cualidades que definen en qué consiste tener buena actitud en el trabajo: educación, predisposición, compromiso, responsabilidad, puntualidad... Esto nos ayudó a ser objetivos. Luego, ordenamos a los diez candidatos de peor a mejor actitud. Revisamos la clasificación varias veces, haciendo una especie de bubble sort, hasta que la lista se estabilizó.

Después, repetimos lo mismo con la aptitud: conocimientos, experiencia, calidad del trabajo realizado... Y obtuvimos una segunda clasificación siguiendo el mismo proceso.

Finalmente, la pregunta clave: ¿Están relacionadas actitud y aptitud? Yo creo que son cualidades totalmente independientes (en matemáticas, se diría que son dimensiones ortogonales). Así, obtuvimos el siguiente cuadrante, que define cuatro tipos de empleados.


  1. Pitufo gruñón: Sabe lo que se hace, pero siempre protesta por todo. Lo que necesitan es motivación. Si no responden, sus conocimientos no sirven de nada.
  2. Shaggy: Sería un ni-ni: Ni es productivo ni tiene la actitud necesaria para aprender. Pueden resultar graciosos, pero, si las cosas no van bien, son auténticas manzanas podridas.
  3. Rompetechos: Todos lo hemos sido alguna vez. Tener un empleado voluntarioso que falla por inexperiencia de vez en cuando es normal. Hay que formarlo.
  4. Capitán Trueno: El héroe. Un empleado con conocimientos máximos y actitud inmejorable. Si tenéis de éstos, recompensadles -como podáis- o se irán a otra empresa.
En el dilema de mi amigo, no había manzanas podridas, así que tuvimos que usar las clasificaciones. Acordamos que la actitud era mucho más valorable que los conocimientos, por lo que salvamos a los seis que tenían mejor actitud. De los cuatro restantes, los dos con peor aptitud fueron despedidos.

¿Qué pensáis de este modelo? ¿Creéis que os podría servir en vuestro trabajo? ¿Lo mejoraríais de alguna forma?