12 mar 2011

Tengo que despedir a dos...

Hace unos años, en los inicios de la maldita crisis, un compañero me pidió consejo sobre un asunto delicado. La conversación fue algo así:
- Tengo que despedir a dos personas de mi departamento pero me cuesta no tomar la decisión por motivos personales. ¿Tú qué harías en mi situación?
- ¿Cuánto tiempo vas a quedarte en esa empresa?
- No tengo pensado irme.
- Entonces, tienes que quedarte con los mejores. ¿Tienes alguna manzana podrida? Quítatela de encima.
- Ése es el problema. Todos son más o menos igual de buenos. No hay ninguno que sea especialmente vago, cascarrabias o que distorsione la armonía del grupo. Tendré que defender cualquier decisión que tome y no sé si encontraré argumentos suficientes.
- ¿Cuántos son?
- Diez en total.
- Pues vamos a hacer un cuadrante de actitud y aptitud.
- ¿Mande?
- Prepara diez papelitos con los nombres de los diez miembros de tu equipo.
Tengo varios defectos, pero quizás uno de los más visibles es mi obsesión por intentar simplificar la realidad con modelos abstractos. En este caso, mi amigo se dejó llevar y estuvimos un rato jugando con los papelitos.

Primero, hicimos un ranking de actitud. Listamos una serie de cualidades que definen en qué consiste tener buena actitud en el trabajo: educación, predisposición, compromiso, responsabilidad, puntualidad... Esto nos ayudó a ser objetivos. Luego, ordenamos a los diez candidatos de peor a mejor actitud. Revisamos la clasificación varias veces, haciendo una especie de bubble sort, hasta que la lista se estabilizó.

Después, repetimos lo mismo con la aptitud: conocimientos, experiencia, calidad del trabajo realizado... Y obtuvimos una segunda clasificación siguiendo el mismo proceso.

Finalmente, la pregunta clave: ¿Están relacionadas actitud y aptitud? Yo creo que son cualidades totalmente independientes (en matemáticas, se diría que son dimensiones ortogonales). Así, obtuvimos el siguiente cuadrante, que define cuatro tipos de empleados.


  1. Pitufo gruñón: Sabe lo que se hace, pero siempre protesta por todo. Lo que necesitan es motivación. Si no responden, sus conocimientos no sirven de nada.
  2. Shaggy: Sería un ni-ni: Ni es productivo ni tiene la actitud necesaria para aprender. Pueden resultar graciosos, pero, si las cosas no van bien, son auténticas manzanas podridas.
  3. Rompetechos: Todos lo hemos sido alguna vez. Tener un empleado voluntarioso que falla por inexperiencia de vez en cuando es normal. Hay que formarlo.
  4. Capitán Trueno: El héroe. Un empleado con conocimientos máximos y actitud inmejorable. Si tenéis de éstos, recompensadles -como podáis- o se irán a otra empresa.
En el dilema de mi amigo, no había manzanas podridas, así que tuvimos que usar las clasificaciones. Acordamos que la actitud era mucho más valorable que los conocimientos, por lo que salvamos a los seis que tenían mejor actitud. De los cuatro restantes, los dos con peor aptitud fueron despedidos.

¿Qué pensáis de este modelo? ¿Creéis que os podría servir en vuestro trabajo? ¿Lo mejoraríais de alguna forma?

3 comentarios:

  1. Personalmente no creo que se puedan utilizar este tipo de valoraciones mientras hablemos de personas. Somos mucho más que nuestra actitud y nuestra capacidad.

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  2. ¿Y si el que no tiene aptitud es el jefe para ver las aptitudes de sus trabajadores?
    ¿O su actitud influye en la forma de valorar el resto de actitudes y aptitudes?
    El modelo no es objetivo, pues refleja la subjetividad de las dos personas que estabais reunidas.
    ¿Y por qué sólo dos variables? ¿Y el tiempo en la empresa, la trayectoria, los cambios de actitud y aptitud? Hay quien progresa y quien se desinfla.
    Además, aptitud y actitud pueden estar relacionadas. Verse apto, superado o sobradamente apto influye en la actitud con al que uno va atrabajar.
    Estos modelos matemático para estudiar lo social sólo estuvieron de moda en los 50. La sociología es mucho más complicada que una ecuación.
    Del mismo modo que las personas son más complejas que una función o un algoritmo.
    Para hacer tipos ideales tienes que leer a Weber y para comprender la actitud de la gente a Bourdieu. Verás que es más complicado que un cuadro de doble entrada.
    Salu2.

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  3. Gracias por los comentarios. Lógicamente, las personas somos mucho más que dos dimensiones. Pero lo que buscábamos era simplificar el problema para resolverlo más fácilmente.

    Las recomendaciones de Weber y Bourdiueu me han parecido muy interesantes. Los leeré.

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